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Historia de las Pandemias

María Angélica Arzate Vilchis *

La historia, es el estudio de acontecimientos y transformaciones de los hombres en cada época y en sociedades muy variadas. Nos enseña a pensar, sentir y actuar, insertándonos en nuestra comunidad escolar, familiar y ambiental, es decir en el mundo actual. La Historia ha de afrontar la realidad con mirada crítica para la transformación de la sociedad.

A continuación, se dará a conocer un esbozo sobre algunas pandemias que se han presentado en la historia de la humanidad.

 

La peste negra.

La historia de la humanidad siempre se ha visto azotada por diferentes pandemias, entre 1346 y 1353 se produjo la mayor pandemia de la historia en Europa, las ratas y las pulgas en la Edad Media convivían con las personas en las calles, en las casas, en los barcos. En la primera mitad del siglo XIV se vivió una pequeña edad de hielo que provocó un descenso en las cosechas, esto hizo a la población más vulnerable.

Cuando aparece la enfermedad de la peste negra, causada por la bacteria Yersinia pestis. Los roedores, como las ratas son portadores de esta enfermedad, de manera que se propagó por medio de sus pulgas. Las personas contrajeron esta peste cuando sufrieron la picadura por pulgas que portaba la bacteria, a partir de un roedor infectado, este contagio no distinguió a clases sociales, afectó por igual a ricos y pobres, religiosos y laicos, reyes y siervos.

La enfermedad infecciosa que pasa de los animales a los seres humanos, tardaba en encubarse entre 16 y 23 días, luego llegaban los síntomas, principalmente fiebre y la aparición de grandes abultamientos en brazos, piernas y demás partes del cuerpo. Solía matar al paciente en 3, 4 o 5 días. Emanar sangre de la nariz era signo de muerte inmediata. “Se sabe que se originó en China a través del flujo comercial de la ruta de la seda, llegaban barcos mercantes llenos de ratas y con algunas personas enfermas”. (1)

Esta enfermedad se propagó y murieron entre el 30 y 40% de los europeos. “Paris fue una de las ciudades más afectadas, se llegó a enterrar a más de 500 personas al día. La peste es una de las epidemias más importantes, pero no la única, en algunas regiones aparecían epidemias de tifus, gripe, o disentería. Europa tardó 200 años en recuperar su nivel anterior de habitantes.

La población europea fue creciendo lentamente y se logró esa recuperación hasta el siglo XIX. Los campos quedaban despoblados, los alimentos escaseaban y se producían crisis de subsistencia, la producción de las ciudades disminuía y los supervivientes de la epidemia encontraban la muerte. En definitiva, la población descendía y tardaba años en recuperarse. Desde entonces la peste fue perdiendo importancia, y la población pudo desarrollarse sin verse sometida a estos bruscos aumentos de mortalidad. La epidemia cambió para siempre al mundo. Países como Islandia y Finlandia se libraron del azote de esta enfermedad en Europa”. (2)

Conquista española.

La historia de la humanidad siempre se ha visto azotada por diferentes pandemias

“Después de la conquista española se suscitó una guerra bacteriológica, que hizo estragos entre los indígenas de todos los pueblos, ya que los conquistadores portaban una infinidad de microbios y virus desconocidos en América: Venían infectados de la “peste”, que produjo muertes en la Europa medieval; los indígenas carecían de defensas naturales contra esas enfermedades, y como resultado se desataron epidemias de grandes proporciones. La primera brotó en 1520, poco después de la “Noche triste”. Fray Toribio de Benavente dejó este testimonio de los sucesos: La viruela, enfermedad nunca antes vista en estas tierras, esta bacteria empezó a infectar a los indígenas y no sabían el remedio para combatirla” (3).

En muchas familias sufrieron grandes pérdidas de sus miembros, y para remediar el hedor, al no poderlos enterrar, echaban la casa encima de los muertos, así que su casa fue su sepultura. Y muchos de los que murieron fue de hambre, porque como todos enfermaron de golpe, no podían curarse unos a otros.

En 1575, se registró otra epidemia, que se manifestaba en forma de “una calentura recia con dolor en el estómago y salida de sangre por la nariz”. Que hizo estragos en los miserables indígenas, a tal grado y con tanta fuerza que averiguados los padrones de los pueblos después de que cesó el contagio, se halló que faltaban sobre dos millones de personas en el tiempo de sólo un año.

Circulaban las noticias de las miserias lastimosas de los pueblos de la Nueva España y Michoacán que ya no amortajaban a los que morían, que las sepulturas eran hoyos grandes donde arrojaban a los que hallaban en las casas y en las calles, muertos; solían morirse todos en una casa y sólo avisaba el mal olor, hallaban criaturas pegadas a los pechos de sus madres muertas.

“Unas encuestas de historiadores calculaban 25 millones de individuos de población del México prehispánico a la llegada de los españoles, otros reducen la cifra a sólo nueve millones, pero no se discute que para 1670, siglo y medio después de la Conquista los indígenas apenas sobrepasaban el millón y medio, de manera que la reducción fue del 60 y 70%, resultando devastador esta mortandad” (4).

Regiones que a la llegada de los españoles poblaban de gente sus ciudades y pueblos como las costas de Veracruz y Guerrero pronto quedaron deshabitadas en el curso de unos cuantos años, pues se convirtieron en lugares con enfermedades mortíferas.

A partir de 1670 los indígenas lograron adquirir defensas orgánicas que les permitieron salir mejor librados de las epidemias; el número de población volvió a incrementarse, pero a esas alturas el daño ya era irreversible

 

La gripe española: La mayor pandemia de la historia moderna

La epidemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española, se le considera como la peor pandemia global de la historia, ya que concentró una elevada mortalidad en un periodo corto de tiempo. Se estima que la tasa de mortalidad fue de un 10% y un 20%, y que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo.

En España se estima que el número de fallecidos fue de 300 000 a diferencia de otras epidemias de gripe que afectaban básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables entre 20 y 40 años, y también animales como perros y gatos. La gripe se empezó a propagar a finales de la Primera Guerra Mundial y los medios de comunicación de los países que participaron en la guerra estaban bajo censura militar, por lo que ocultaron la pandemia.

Sin embargo, España informaba en la prensa de los nuevos casos, llamándolo “fiebre de tres días” o “el soldado de Nápoles” o “la enfermedad de moda”. Daba la sensación de que España era el único país afectado. Es por esto que la enfermedad se conoció en todo el mundo como la gripe española. Aunque en otoño de 1917 la enfermedad ya se había presentado en catorce campamentos militares, algunos consideran como paciente cero al cocinero Gilbert Mitchell, del campamento de Fort Riley, en Kansas.

Michell ingresó la mañana el 4 de marzo de 1918 con fiebre y dolor de cabeza en la enfermería y unas horas más tarde ya había más de 100 casos en tratamiento, por lo que tuvieron que habilitar un hangar para atender a los pacientes. Los síntomas propios de esta enfermedad eran fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales; y en ocasiones dificultad para respirar y hemorragias nasales.

La mayoría de las personas que murieron fue a consecuencia de una neumonía bacteriana secundaria, ya que no había antibióticos disponibles. Sin embargo, un grupo murió rápidamente después de la aparición de los primeros síntomas en tan sólo dos o tres días. A mediados de abril de 1918, la gripe ya hacia estragos en las trincheras de Europa occidental. Pasó de Francia a Gran Bretaña, Italia y llegó a España. Enfermó incluso el Rey Alfonso XIII, y los periódicos españoles hicieron eco de esa enfermedad que se propagaba rápidamente. (4)

La mayor parte de la población cayó en 13 semanas, de septiembre a mediados de diciembre de 1918, en lo que se conoce como la segunda oleada.

Las personas y poblaciones más pobres sufrieron de forma especial las consecuencias de esta gripe, pero también afectó a gobernantes como el Presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, el primer ministro británico, Lloyd George o al Kaiser Guillermo de Alemania. El pintor Edvard Munch lo plasmó en un autorretrato y otros como Gustav Klimt no sobrevivieron a la enfermedad.

Todos los periódicos del momento recogían anuncios con remedios milagrosos. Destacan los elixires, aguas medicinales, tónicos y otros remedios. Los médicos de la época recomendaban aspirina (en dosis que ahora se considerarían contraproducentes), quinina, preparados con arsénico, con aceite de alcanfor o aceite de ricino. Incluso algunos animaban a que la gente fumara pensando que la inhalación del humo mataba a los gérmenes. 

Un científico italiano, el profesor Sacone declaraba haber aislado el germen causante de la enfermedad, pero el tiempo demostró que no era cierto. La cepa del virus causante de la gripe española (AH1N1) no se descubrió hasta el año 1943, y su secuencia genética no se determinó hasta 2005.

Diariamente, los periódicos españoles recogían la importancia de la educación en higiene y como en Alemania se llevaba a cabo esta tarea desde escuelas y púlpitos, consiguiendo que el número de muertos antes de la guerra fuese el menor de toda Europa.

Advierten además que los enfermos que no experimenten ningún síntoma, los llamados convalecientes pueden ser un foco de propagación de la epidemia, por lo que recomiendan mantenerlos una o dos semanas más en aislamiento. El uso de máscara de tela se convirtió en obligatorio para todas aquellas personas que desempeñasen trabajos de atención pública. Esta medida fue una recomendación sanitaria que se hizo al resto de la población para evitar que la enfermedad se propagase con tanta facilidad.

Cuanto mayor contacto hubiese entre la gente, más posibilidades existían de reproducir el virus. Se empiezan a tomar medidas preventivas desde el gobierno para intentar parar estas crisis. Los teatros, circos, talleres, fábricas y locales públicos son desinfectados y se suspenden algunos eventos. Se prohíben importar mercancías del extranjero. Se identifican los forasteros que entran en las poblaciones. Se prorrogan indefinidamente matrículas y exámenes e incluso se da libertad a los rectores para que suspendan las clases si lo ven necesario.

“La tercera y última oleada, fue más benigna, ya que mucha población estaba ya inmunizada, dando por controlada la pandemia en la primavera de 1919. Y es que la enfermedad terminó por si sola. El verano de 1920 el virus ya había desaparecido. Mientras que le ganó la batalla a los más débiles el resto quedó inmunizado. Causó la muerte de por lo menos 50 millones de personas alrededor de todo el mundo, incluso causó más muertos que la primera guerra mundial” (5).

 

La gripe española en México

Después de ocho años de una cruenta lucha armada que devastó al país y al año siguiente de promulgada la Constitución de 1917, arribó a México la gripe española, una de las peores pandemias de la historia de la humanidad “La peste roja”,” muerte purpura” o “trancazo”, como se le conoció en México, llegó súbitamente y así desapareció, dejando a su paso cientos de miles de víctimas.

La primera oleada de la pandemia produjo un número limitado de casos con muy baja letalidad. Las primeras infecciones surgieron al parecer en abril de 1918 en el Cuartel de Zapadores y en la Escuela del Estado Mayor de la Ciudad de México. Los 54 infectados manifestaban infecciones bronquiales o neumonías, fueron trasladados al Hospital Militar, en donde permanecieron aislados hasta su recuperación.

La segunda oleada fue en octubre cuando llegaron buques de la Habana, Nueva York, Nueva Orleans y de Boston, llegaron al puerto de Veracruz, Coatzacoalcos, Tampico y Manzanillo.

De forma paralela, la infección ingresó a México por la frontera norte, reportándose miles de casos en Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua, los primeros enfermos fueron los empleados de correos, telégrafos y aduanas, el Hipódromo se convirtió en hospital de epidemiados.

Se propagó la infección del norte y del Golfo a todo el país sin perdonar pueblos, aldeas ni rancherías, al principio las autoridades sanitarias creían que no era de gravedad y que el microbio desaparecería rápidamente. La prensa lamentaba la lentitud del gobierno federal en la aplicación de medidas sanitarias.

Se reportaban casos en más de la mitad del territorio nacional y el número de muertes se había incrementado, obligando a las autoridades federales a adoptar medidas más agresivas identificando y aislando los casos en hospitales y consultorios de beneficencia. El Hospital General de México fue el principal centro de referencia en la capital del país.

Se clausuraron centros de reunión (clubes, teatros, cines, fondas, cantinas, pulquerías e iglesias) y a los pocos días se cerraron las escuelas. El tráfico de la ciudad se suspendió, tiempo que se aprovechaba para regar las calles con una solución de creolina un desinfectante que se utilizaba en fábricas, talleres y criaderos.

El gobierno prohibió la venta de alimentos en la calle, se aplicó multas de 500 pesos a los enfermos que salieran de su domicilio y con llevar a la cárcel a quienes lanzaran escupitajos en la vía pública, se estableció que sus difuntos fueran enterrados de inmediato, mandaban a pequeños equipos a los más remotos rincones del país para vigilar que se respetaran las disposiciones sanitarias federales.

A la gente se le recomendó usar mascarillas de algodón en las calles, evitar saludos y caminar, en lugar de usar el transporte público, sofocar los estornudos y la tos con un pañuelo, lavarse manos y cara al llegar a casa, limpiarse boca y nariz por lo menos dos veces al día con alguna solución antiséptica, ácido fénico o agua oxigenada. Se recomendó aislar a los enfermos, hervir su ropa y sus sabanas y fumigar sus habitaciones con ácido sulfuroso o vapores con hojas de eucalipto.

A los contagiados se les administraba aceite de ricino como purgante y después sulfato de quinina, un antipalúdico con propiedades analgésicas. Los sanos también tomaban la quinina como fines preventivos. La empresa Bayer ofrecía, a un peso y cincuenta centavos tabletas de aspirina para la influenza.

Aquella pesadilla produjo entre 300 000 y 500 000 muertos en el país. Los estados con mayor número de decesos en el país fueron Chiapas, Coahuila, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Sinaloa, Tlaxcala; la situación sanitaria en Morelos era atroz causando la muerte a zapatistas como también al ejército invasor de Pablo González. En la ciudad de México se registraron entre 7 000 y 12 000 muertes por influenza

 

Influenza estacional, influenza porcina, virus, epidemia

La pandemia de gripe A(H1N1), que se inició en 2009, entró en México el 17 de marzo del mismo año. Este fue el primer país en reportar casos de gripe A en el mundo entero.

Hace poco más de 10 años, México sufrió una epidemia por una mutación de virus de la influenza. A finales de 2009, el gobierno, comandado por Felipe Calderón, reconoció 20 muertos, la mayoría en la Ciudad de México. Un aumento inusual de la mortandad que provocaba la influenza.

En seguida el ejecutivo suspendió las clases y Universidades en la Capital y el Estado de México que eran las entidades precisamente donde se habían detectado la mayoría de los casos, el objetivo era evitar el contagio entre los niños y los jóvenes. Estados Unidos, España y otros países emitieron alertas a los viajeros que planeaban visitar México y unos días más tarde, el 23 de abril la Organización Mundial de la Salud, OMS, declaraba que había riesgo de pandemia. 

Surgieron críticas a la lentitud de la detención del virus, la directora del instituto Nacional de Vigilancia Sanitaria de Francia, Françoise Weber dijo que “la epidemia circuló en México durante semanas y sólo se detectó cuando llegaron los casos más graves y los decesos” (6). 

Se difundieron medidas preventivas que todos debían seguir para evitar la propagación del virus, usar y llevar cubre bocas a todos lados, lavarse constantemente las manos, no saludar de beso o de mano, taparse la boca con un pañuelo al toser o estornudar o con la parte interna del brazo, no acudir a espacios concurridos o cerrados y con poca ventilación, utilizar el transporte público sin dejar de usar el cubre bocas que ayudaría a reducir el contagio, usar gel antibacterial y quedarse en casa con la familia lugar seguro para evitar la propagación del virus de la influenza porcina.

Limpiar con agua y jabón las llaves de los baños, las manijas de las puertas, los barandales y los teléfonos, particularmente en lugares públicos Los síntomas de la enfermedad fueron temperatura altas, dolor de cabeza, dolores musculares, flujo nasal y otros, para quien padeciera estos síntomas acudiría rápidamente a los diferentes hospitales, institutos de salud de enfermedades respiratorias, hospitales públicos y privados, clínicas IMSS, ISSSTE o ISSEMYM,  había varios centros de salud que estaban a disposición de esta enfermedad, además se  contaba con los medicamentos necesarios para aplicarlos a cualquier persona que padeciera el virus, Una noticia que alentó a la población era que este enfermedad era curable y más si era detectada a tiempo.

Los medicamentos suficientes y cuerpo médico y de enfermeras dispuesto a atender adecuadamente esta enfermedad, logró combatir la pandemia. La unidad de los mexicanos era fundamental para superar el problema y derrotar el mal.    Finalmente, en el 2010, el contagio se frenó y aproximadamente más de 1000 personas murieron y más de 70.000 resultaron contagiadas

 

Según algunos expertos la peste rebrotará periódicamente en Europa y en el resto del mundo. Y efectivamente se está experimentando en varios países, ya que estas enfermedades provocadas por virus son cíclicas.

Hoy en día la pandemia se controla con antibióticos, pero no está totalmente erradicada. La humanidad a lo largo de la historia se ha enfrentado a diferentes epidemias y aunque en muchas ocasiones se haya pagado un precio muy elevado de mortandad, llegará una solución, como estoy segura que de esta pandemia Covid 19 saldremos adelante, siguiendo todas las medidas necesarias de saneamiento y con decisión lo lograremos.

Pasaremos a la historia como generación que enfrentó este contagio epidemiológico, así como pasaron varias generaciones de diferentes periodos históricos, que vivieron diferentes epidemias. Pasaremos a la historia como una generación que lucha con coraje para salir adelante, de un aislamiento general, que nos ha limitado a convivir con alumnos, compañeros de trabajo, familiares y amigos.

Existimos personas que ante esta situación hemos vivido angustias, preocupaciones y dolor, por pérdidas de familiares que ya no pudimos ver, saludar, abrazar y decirles que tan importantes eran en nuestra vida, así, pasaremos a la historia. Como una pandemia más y con las mismas medidas sanitarias que se aplicaron en un pasado. 

A diferencia de la influenza del 2009, nuestro país contaba con diferentes hospitales públicos y privados, médicos, enfermeras dispuestas a brindar sus servicios a los pacientes infectados, se contaba con suficientes medicamentos para combatir la enfermedad. Pero actualmente los hospitales se han agotado y han empleado espacios de atención médica para los múltiples contagios por Covid, los medicamentos se escasean, los médicos y enfermeras están cansados por el exceso de trabajo y atención a múltiples pacientes contagiados de coronavirus, incluso se ha sufrido decesos de médicos y enfermeras, las cifras de contagios y pérdidas humanas son alarmantes por la gran cantidad de personas que han fallecido.  Esta es nuestra historia y a las nuevas generaciones les tocará conocer lo que aconteció en el mundo en pleno siglo XXI. Con la pandemia del Covid 19.

La conclusión es que la lucha por esta pandemia tiene que ser de todos los sectores sociales, desde el presidente de la República, hasta un niño de 4 o 5 años, que sabe que tiene que cuidarse porque un “bichito” anda suelto y nos puede enfermar.

Hacer conciencia que esta enfermedad vive en nosotros, hay que tenerle respeto, actuar de forma consciente, ser analíticos y críticos para saber que debemos hacer, y actuar con rectitud, compromiso y responsabilidad, para que ésta pandemia no se propague y siga atacando a más pueblos, municipios, ciudades y países y que el desarrollo de nuestra vida, sea más llevadera sin tantos problemas que afrontar y si los vamos a afrontar, que contemos con herramientas necesarias para luchar con dignidad, aprender a cuidar el entorno familiar y natural en que vivimos.

 Ser personas de provecho para nuestra familia y el mundo, procurar dejar un ambiente sano a las futuras generaciones porque algún día ellos nos lo van agradecer.

...la gripe española, se le considera como la peor pandemia global de la historia..

"...estas enfermedades provocadas por virus son cíclicas."

AUTORA:

 

* Historiadora y docente de la Escuela Preparatoria “Químico José Donaciano Morales”.

Fuentes consultadas

  • Academia Play.

  • Virgili, Antoni. (2020). La peste negra, la epidemia más mortífera. National Geographic

  • Ayala Anguiano, A. (3003). Historia Esencial de México, Tomo 1. La Prehistoria y la Conquista: Editorial Contenido, S.A. de C.V.

  • Lozano Fuentes, J.M. López Reyes, A. (2004). Historia Universal Contemporánea: Publicaciones Cultural.

  • Academia Play. Biblioteca Nacional de España. (2019), BNE

  •  Ferri, Pablo. (2020). La influenza 2009. El País.

  • Cano Sánchez, B.L. (2010). La Influenza Española en México. Desacatos.

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